Capitulo I
El silencio del auditorio era
completamente vacío, solo unas potentes luces que alumbraban todo por completo,
una luz amarilla de focos grandes colgados desde el techo que se escondían tras
una cortina roja de la escuela de Artes (MusicaDiseñada) Una chica de un tamaño
regular, blanca y flaca llamada Erika abrió
la puerta de salida, entrando junto con su pesado violonchelo, cerró la
puerta y se aseguro de que nadie la observara y que el auditorio se encontrara
a solas, camino lentamente por un pasillo que se abría paso a unas escaleras
para subir al escenario, subió al espacio de presentación, dejando el
instrumento musical en el suelo, busco una silla tras el telón; colocándola en
el medio del escenario, tomo el bulto negro extrayendo su violonchelo, tomo el
arco con la mano izquierda, dejando caer toda su melena castaña ondulada sobre
su regazo, apoyando el violonchelo en su hombro derecho, empezando a tocar
improvisada mente, inspirada en el sonido que provocaban sus acordes, sonreí
tratando de hacerlo sonar cada vez mejor, esa melodía que encantaba a sus oídos
que los hacían bailar de tal sinfonía fuerte potente y fina que la forjaba
despejar la mente olvidándose de los problemas que la colocaban algo deprimida.
La música era su escape, allí su lugar perfecto para escapar de la realidad y
la música su mejor amigo.
Había pasado unos 15 minutos
cuando entro Francisco por la misma puerta por la que Erika ingreso, vestido de
negro como de costumbre con su collar de guitarra colgando en el pecho. No quiso
interrumpirla, pasando en silencio frente a ella entre los asientos rojos del público,
se sentó observándola detenidamente, apoyando su mentón con el brazo, encantado
del concierto que provocaba Erika, disminuyendo hasta acabar levantando la cabeza mirando al frente posando su
mirada en Francisco, sonrió y volteo los ojos con un poco de desagrado.
-¿Terminaste? Pregunto Francisco
interesado.
-Sí, solo quería disfrutar un
poco de la música.
-Es mejor que bajes de allí. Hay
malas noticias. Sale de entre los asientos y se detuvo a los pies del
escenario.
Erika se inclino aguardar su instrumento.- ¿Qué fue lo que sucedió? Colocándose seria como solía ser habitualmente.
-Vámonos de aquí ahora mismo, Sergio
se afronto al padre de Elizabeth.
-¿Qué…! ¡Eso era lo primero que
debías haber dicho sin tantas encrucijadas! Habla hombre explícate. Bajándose
del escenario de un brinco, colocándose el bulto negro sobre el hombro,
siguiéndola atrás Francisco.
Fuera del auditorio, temblaba con
ganas de gritar por rabia, tristeza y preocupación.
-¿Dónde está? Dime no te quedes
callando habla Francisco.
-Cálmate, vamos a buscar mi coche
y te explico todo en el camino ¿Vale?
-Vale. A firmo Erika, caminando
esta vez ella tras él.
Dentro del auto, Erika se
lamentaba mentalmente, y miraba al cielo buscando una respuesta. Francisco
coloco el Violonchelo en los asientos traseros, cerro de un gran golpe la
puerta de su viejo escarabajo, enciende la radio subiendo el volumen a un
chistoso comentarista de turno, que pronto lanzo al aire una canción del grupo Melendi.
Erika se recogió el cabello en
una coleta alta y se apretaba las pulseras de cuero en la muñeca. Procediendo
hablar en un tono irritante:
-¿Dónde está?
-Está en casa de Mariela. Ella se
encargando de curarle las heridas, no quiere que sus padres se enteren de lo
sucedido.
-Todos deseábamos que ellos
terminaran… Interrumpió Erika frotándose el rostro mirando de reojos a su
compañero.
-Lo sé, cuando las personas se
enamoran son necias.
-Al carajo, a eso no se le llama
“Amor” eso es ser pendejo.
-¿Por eso discutieron tía?
-Si…Mirando al cielo haciendo con
la boca un gesto de desagrado. –Sabia que esto terminaría sucediendo, no sé qué
cara iré a poner cuando lo tenga de frente... Tenía que decirle todo lo que
sentía, estaba cansada, confundida, y no soportaba verlo sonreír de forma falsa
por una chica que durante 6 meses no ha hecho nada por él, solo ha llegado a
jodernos la vida.
-Ya veremos.
Francisco se quedo en silencio
manejando a su destino, mientras Erika repasaba el último mes maravilloso que
había pasado junto Sergio, sonreía para sus adentros, observando la avenida y
los carros, rectificando las palabras que se dijeron hace mas de 3 dias en la
tarde de su discusión.
Como un sueño en su cabeza se
proyecto todo igual a como había sucedido; estaba el llegando al salón de
clases para guardar un puesto para la clase de guitarra, encontrándose allí
sentada en una mesa Erika, cruzada de piernas, sin ningún acompañante, acercándosele
Sergio para entregarle unas guías.
-Pensé que estarías en el patio
con tus amigas. Dijo Sergio mientras le entregaba unas pesadas hojas encuadernadas.
-Y yo creí que estarías abajo dándote besitos con tu querida novia.
-Cuál es tu problema… Últimamente
no entiendo tu actitud.
-¿Aun así preguntas? Incrédulo.
- Si. Basta de tus insultos absurdos,
¿estás molesta conmigo?
Miro al suelo, bajándose de la
mesa sacudiéndose su parte trasera
acomodando los cortos chores de bluyín que
cargaba. No respondió, guardando las guías en su mochila.
-Dime, ¿sucedió algo más? Sabes que
estoy para ti. Dijo Sergio cruzándose de brazos mientras se recostaba contra
un pupitre.
-Es mejor que cada uno continúe
con su vida, no puedo seguir entrometiéndome entre tú y Elizabeth. Se aleja dirigiéndose
a la puerta. Sergio la toma del brazo bajando
hasta su mano tomándola con intensiones de jamás soltarla.
-No tomes mi mano. Dijo Erika
mientras lo soltaba llevándose la mano a los labios.
-Entiende que te quiero más que
cualquiera y nadie acabara con nuestra amistad. Mirándola a los ojos sin
parpadear, uniendo su cuerpo cada vez más con el de Erika.
-Tú no entiendes. Entrelazando
sus propias manos encogiéndose en el Pecho de Sergio.
-Ella me arrebato todo lo que amo
y ame. Mis amigos, me quito la principal
en la orquesta, se volvió mejor amiga de Marcos, y sabía que él solía gustarme
haciendo que el llegara a odiarme, vive en una constante lucha por que nuestra
amistad acabe, y yo de verdad ya no puedo con esto. Te amo pero sé que la
quieres más a ella.
Se alejo de su pecho para darle la espalda mientras que se restregaba los ojos los cuales se le habían puesto llorosos.
-Estas equivocada, Elizabeth no
te aria esas cosas, estas celosa…
-Por dios Sergio ella quiere
acabar con mi vida, pero hasta aquí. No voy a
permitir que siga peleando contigo
todos los días por mi culpa. Sabes claramente que ella y yo no hemos vuelto
hablar, tampoco pienso dirigirle la palabra… Lo mejor es que nos mantengamos
distanciados.
-No quiero que las cosas queden así,
dale otra oportunidad.
-¡No Sergio! Lo intente por 4
meses. Ya no, se acabo búscate otra mejor amiga.
-Erika no exageres, las cosas no
tienen por qué cambiar entre los dos. ¿Qué hay de lo sucedido el otro día?
-Solo déjame. Saliendo rápidamente
del salón de clases dejando atrás una
parte de su vida.