Capítulo III
Las luces estaban apagadas, la
puerta cerrada, la ropa que había portado en todo el día tirada en el suelo de
forma dispersa, su lámpara de lava era la única que iluminaba su habitación por
unas barras irradiantes de un color azul neón, el aire acondicionado estaba
encendido, congelando la pieza como un refrigerador de carnes, el tiempo se
había pasado lentamente en una noche llena de recuerdos para Erika quien estaba
embojotada en sus mantas solo con una playera y unos cortos pantalones, con la
cabeza enterrada en la almohada, en un mar de pensamientos que se proyectaban
como sueños de fantasías basados en la realidad donde cambiaba las situaciones
a su gusto, ahogada en un llanto leve por las situaciones de esa semana.
Cerró los ojos y abrazo la manta
como si fuera un amante, y se dejo llevar por el recuerdo más excitante y
amoroso que había tenido con Sergio.
Así lo recordaba Erika, meses
atrás un viernes por la tarde donde tomaron la decisión de reunirse en su casa
para tocar sus instrumentos, dibujar, cantar y pasar un rato entre amigos
tomando gaseosa o alguna bebida alcohólica, junto con golosinas. La mayoría de
sus días solía estar sola en casa así que sus amigos siempre hacían pequeñas
reuniones. Como de costumbre asistían Sergio, Francisco, Mariela, Andrés,
Ximena y Hugo.
Acomodaba la sala cuando tocaron
el timbre, y su perro “Mostacho” latía frenéticamente moviendo su cola peluda
de un lado a otro, se aproximo abrir la puerta, vestida con una camisa de
bluyín azul, licras negras junto con unas zapatillas deportivas oscuras,
llevaba el cabello desordenado caído a un lado dejando mostrar su oreja que
portaba un montón de aros. Al girar la perilla de la puerta vio a Francisco
junto con Mariela, el cargaba su guitarra en su forro rojo.
Entraron de una vez se tiraron al
mueble a reír y hablar, Mariela pregunto si había que tomar y comer, lo cual
Erika negó con su cabeza, Francisco alardeo de tener dinero, y dijo que
brindaría a todos, Erika propuso que
fueran al mercado que estaba a la otra calle de su casa, lo cual ellos
aceptaron salieron encontrándose con Hugo en el pórtico. Los 3 se fueron dejando
a Erika esperar a los otros.
Se acostó en el mueble revisando
las notificaciones de su Teléfono cuando al cabo de 10 minutos llego un texto
de Sergio diciendo:-“Estoy afuera y traje pizza”-. Erika sonrió sorprendida,
riendo, salto del mueble corriendo a abrirle.
Abrió la puerta lanzándose en sus
brazos, dándole besos en el cachete, arrebatándole la caja de pizza de su regazo,
pasaron a dentro, Erika fue a la cocina en busca de unas servilletas, mientras
Sergio se sentaba en los bancos de la cocina cantando varias canciones entre
labios de ADCD, Erika continuaba las canciones a todo pulmón bailando de un
lado a otro, escribió un mensaje a Mariela anunciando que tenían pizza, lo cual
contesto enseguida que tardarían un poco ya que buscaban otras cosas, y unas
botellas de cacique que comprarían con la identificación falsa de Hugo.
Erika cambiaba la letra de las
canciones alzar que tarareaban las cuales hacían reír a Sergio quien ahora la
seguía en su tarareo imparable moviendo los brazos a los lados como en un
concierto, Erika brincaba en enfrente de él, acercándosele cada vez más, hasta
espelucar su cabello afro gritándole al oído, riendo frenéticamente, se
comportaba como una niña que jugueteaba felizmente, con la sonrisa que tanto le
encantaba a Sergio de oreja a oreja que mostraba Erika, las cuales se colocaban
coloradas, eran feliz uno con el otro, con sus juegos que solo ellos entendían comodidad
que solo ellos compartían, y que para sonreír se necesitaban en uno al otro, se
completaban; se aman sin tener la necesidad de besarse solo sus presencias bastaban.
Sergio se levanto y tomo de sus
muñecas, soltándola para esta vez colocar sus manos en el cuello, fijando su
frente con la de ella, respirando su mismo aire, que emanaba y expulsaba
rápidamente sintiendo su pulso acelerado, tratando de ocultar su sonrisa, se
miraron sin parloteos; el observo sus ojos café claros, sus cejas claras y
perfectas, sus pestañas extrañamente largas, mientras ella contemplo lo cerca
que estaba de su rostro, viendo su piel oscura, con algunas manchas de acné,
sus ojos pequeños marrones, pegando sus narices sintiendo la suya que era pequeña
comparada a la de su amigo que era algo larga y puntiaguda, Sergio rozo sus
labios con los de ella como si quisiera propinarle un beso, pero no sucedió, no
se atrevió, creyó que no sería necesario era suficiente con tan solo tenerla
tan cerca de su cuerpo para verla directamente a los ojos.
Erika retrocedió unos pasos pegando
su espalda al gabinete de la cocina, donde Sergio la tomo de la cintura sentándola
sobre el gabinete rodeo con sus brazos el torso de su cuerpo abrazándola dándole
besos en la cabeza, ella le acaricio la espalda mientras en reí y se estremecía
por aquellas tocadas.
Abrió las piernas para rodear las
de él, mientras sus manos tocaban lentamente los cortos filamentos de cabello
que tenía en los cachetes y alrededor de los labios. Nunca habían estado así de
cerca antes era la primera vez que se tocaban de esa manera, se sentían y se
deseaban, actuaban como si no supieran que estaban haciendo; pero disfrutaban
de ello, existía autocontrol.
En un momento de tensión cuando
se besaban alocadamente el rostro, tocaron el timbre con desespero, y daban
golpes a la puerta, escuchando por las voces que murmuraban eran sus amigos.
Recordó como Sergio se acerco a
su oído y le dijo lentamente <<Hazme un favor y no abras >> De un
momento a otro volvió a la realidad retumbándole en la cabeza que Sergio pertenecía
a Elizabeth, y que todo aquello había sido una estupidez, rompiendo por dentro
de una rabia inexplicable, lo aparto rápidamente de su cuerpo empujándolo, se
bajo del gabinete dejándolo solo en la cocina corriendo abrirle a los chicos.
Se dio una vuelta en la cama sacándose
las sabanas que tenia encima, se sentó en el
orillo de la cama, mirando al suelo, después de lo recordado en su
memoria no había más nada que contar de ese día, fingió que todo estaba bien
para no levantar sospechas entre sus amigos, pero si cambio drásticamente con
Sergio…
Busco su celular entre la
oscuridad de su habitación, se inclino aun enchufe a desconectar el móvil cuando
vio una bolsa trasparente plástica que contenía cartas de amor escritas por un
admirador falso. Creyó a ver botado y quemado todos aquellos escritos hechos
por Fabrían, se sentó a revisar el paquete de cartas volviendo al pasado a unos
días después de lo sucedido con Sergio.
por el pasillo de la escuela cuando
se detuvo a entrar a un salón donde estaban ellos dos; Fabrían y Sergio oyendo
una conservación muy interesante, donde observo
que su mejor amigo le entregaba una bolsa que contenían las cartas, y las últimas
palabras que oyó salir de su boca fueron “Encárgate de enamorar a Erika”.
El corazón se le había astillado
en miles de pedazos y el pegamento nadie lo poseía solo al parecer aquel chico
que era su mejor amigo.
Al abrir su casillero en la tarde
se encontró con un mar de cartas que cayeron al suelo, que al verlas parecían infinitas,
tomo un puñado de esas hojas y las rompió en varios pedazos, viendo que sus
compañeros la miraban con cara de signo de interrogación y de impacto. En ese
instante apareció Fabrían con un ramo de flores que apenas sostenía unas 5
rosas, preguntando como un idiota, si había quedado gustosa con su regalo,
Erika tomo la basura de cartas y se las metió por la camisa dándole la espalda,
caminando por el pasillo con furia, pasándole por un lado Marcos quien se le
paro de frente y la insulto “Pensaba volver contigo, pero ya veo lo zorra que
eres”.