Trascurrió
una semana, unos días tranquilos en la familia de Mike, habían disfrutado sus
vacaciones y ya era la última noche que se hospedaban y al siguiente día debían
partir a su propio hogar luego de haber llegado la señora Wendy junto con su
otra hija y nieta.
Maggie
miraba los dibujos animados en la televisión disfrutando de una tarta de
cerezas junto con vaso de leche tibia, vestida con su pijama favorita blanca de
lunares de colores, estaba sonriente y alegre, abrazaba con ternura un mono de
peluche, sentada en el mueble Will estaba
a su lado resolviendo un crucigrama con un bolígrafo rojo, Anastacia mecía a
Mike entre sus brazos comenzando a llover fuertemente con viento entrando por
las ventanas gotas de agua alborotadas, se acerco a su esposo para entregarle a
su inocente bebé, cerro las ventanas y corrió los cortinajes, se dirigió a la
cocina para asegurarse de que la lluvia no estaba ingresando, cuando escucho
por sorpresa un golpe que provenía del techo como si un bulto de rocas hubiera
aterrizado en el cobertizo, se asombro tratando de asimilar lo escuchado se
dirigió a la sala mirando con ojos entornados a su marido.
-
¿Qué sucede cielo?-Preguntó su esposo.
En ese momento se repitió el golpe pero esta
vez como si fueran pasos prolongados, la señal de televisor se perdió, viéndose
con distorsión, la casa se comenzó a sentir siniestra y fría, como si la
felicidad y el calor acogedor se hubieran esfumado. Maggie protestaba por la
pérdida de señal, su padre intentaba calmarla, pero Mike se le unió a ese caos
con lágrimas imparables seguidas de unos gemidos, a diferencia de su hermana
era por sueño.
Will
se acerco de nuevo a su esposa, le entrego a Mike, para llevarlo a la cama, se
quedo con Maggie para entretenerla olvidando el golpe que su esposa le había
insinuado, a cambio Anastacia seguía pensando en ello, subió por las escaleras
que se encontraban algo frías a cada pisada la madera crují gracias a la
humedad las nubes soltaron una llovizna mucho más fuerte, estaba oscuro aun no había
prendido la luz del pasillo donde se encontraban los cuartos.
La
habitación donde dormía Mike era la segunda a lado del baño, era la recamara de
Aleluya, la sobrina de Anastacia, quien era dos años mayor que su bebé.
El
cuarto de la niña estaba repleto de muñecas de porcelana, de vidrio y de trapo,
cubiertas con vestidos hechos por su abuela, acomodadas por categoría, espeluznantes
y un poco desagradables, pintadas las
paredes con un rosa viejo oscuro, la cama poseía sabanas grises junto con
alfombras del mismo color con estampado de flores de aspecto como si estuvieran
marchitas, aparte de las muñecas de ojos acosadores había una gran colección de
caballos; de carreras, de feria y de establo, colocados en fila en la peinadora
y en la mesa de noche con una lámpara de bombillo amarillo con la forma de un
caballo.
Anastacia
meció seguidamente a Mike hasta adormecerlo, una vez caído en sueño lo acostó
cuidadosamente en la cama con almohadas alrededor para evitar que rodase, dejo
la lámpara encendida, y las ventanas cerradas, dejo la puerta entre cerrada y
se retiro. Seguidamente fue a revisar el resto de las habitaciones aun tenia la
intuición del golpe escuchado, lo que no se le cruzaba por la mente a Anastacia
era que aquel ruido provenía de un visitante inesperado que deseaba a su hijo…
Recorrido
alrededor de 2 horas Anastacia tranquilizo su “paranoia” tomando una taza de
té. Will coloreaba junto con Maggie que ya bostezaba por algo de cansancio.
El
visitante se escondía en las extremidades de la chimenea encogido aguardado por
la sombra de la pequeña torre, la llovizna cesó, tenía para sí la mejor
compañía el frio y la oscuridad, como pudo se arrastro por el techo sin hacer
bulla como un gusano, se acerco a la ventana del cuarto donde descansaba Mike,
abriendo con sus poderes la ventana ingresando a la habitación como un humo
negro, parecía el hollín de las cenizas del fuego, no tenía la forma específica
de nada, ya que la luz de la luna y el aire hacían que se desvaneciera, con la
misma fuerza con que abrió la ventana la cerro, comenzando el humo a tener
contextura, creándose un cuerpo gris con músculos, donde se marcaban unas venas
sobresalientes como las raíces de los arboles, aquellos conductos eran morados
y azules, el cuerpo poseía cráteres por doquier, cicatrices muy marcadas que
tenían historia de haber sido dolorosas, la piel también se cuarteaba como
tierra mojada o roca partida, su cabello era grasiento casi pastoso blanco
grisáceo ondulado como las estatuas de la época renacentista, con ojos grandes azul celeste claros
brillantes como agua cristalina, daban el aspecto de unos ojos de vidrio,
creaban una miraba vacía, tenebrosa cargada de mucho misterio, sus labios no
tenían pigmentación al igual que sus uñas que tenían la presencia de piel
muerta, de bajo de la boca; se hallaban una infinidad de dientes filosos con
encías podridas que al sonreír se dibujaban unos paréntesis alrededor de los
labios.
De
la ropa no había mucho que describir, era un atuendo de los monjes budistas; a
diferencia de los colores no eran llamativos, sino de un color verde pasto opaco, iba descalzo
con marcas de ataduras en los tobillos y muñecas. El cuerpo de Odem no poseía
edad solo el parentesco robado de un chico de 13años.
Mike
descansaba sin sospechar, con las pocas fuerzas que conservaba apago la lámpara
de un chispazo, luego se arrastro hasta estar cerca de la puerta y con un magnetismo
que logró sacar de su cuerpo cerró la puerta con seguro, camino en cuatro patas
por la habitación, disipando oscuridad , al llegar al techo las piernas se le
evaporaron haciendo que callera en el centro de la habitación, no tenia las
suficientes potencias para vivir, lo habían lastimado y escapar hizo gastar más
su energía, retorcido en el suelo comenzó a reír malévolamente, y a maldecir.
-¡Maldita
sea tu renacimiento! ¿Por qué has vuelto?, eres más que un estorbo, vamos
dirígeme la palabra, eres un ángel muy poderoso… Deberías ser más sobre-natural. - Golpea el suelo con furia
encogiéndose como un feto. Lloraba y reía como un demente.
-¿Donde
están tus hermanos para protegerte? Se han olvidado de ti… correspondería
acabar de una vez por todas contigo- Gateó hasta las barandas de la cuna y con
las manos sacudió la cama con intensiones de despertar a Mike, quería una
reacción instantánea así que aruño con solides la madera de la cuna.
Mike
abrió los ojos y soltó unos gemidos pequeños, los cuales alegraron mucho a
Odem.
¡Vamos
así es, despierta! Llora asqueroso hugano- Grito Odem.
-Mira
lo que tus consanguíneos me han hecho.- Mostraba una mueca de desprecio con la
boca.- arqueo la espalda rompiéndose el atuendo exponiendo la marca donde solían
estar sus alas, cubierta de una baba marrón donde había emanado la sangre
demoniaca…
-Me arrebataron mis alas, las alas que tanto apreciaba, lo
único que quería, ¡y tu Etzy tienes la culpa! No estás a salvo en ese lugar
aunque este santificado… mi poder es grande, pero ha disminuido y tú eres el
único que puede regresármelo.
Abajo
en la sala Anastacia escucho los golpes que provenían de la pieza de Aleluya,
tomo a su esposo por el brazo, quien también oyó el ruido, asustados los dos,
se dirigieron al piso superior, arriba todo había cambiado era como si un
huracán de maldad acogió la casa. Anastacia entro en una crisis por ver a Mike,
notando enseguida que la puerta estaba cerrada, empujándola con fuerza,
tratando de abrir la manecilla, el desespero se volvió cada vez más grande
gritando de temor temblándole los labios, sabía que andaba algo mal.
Adentro
Odem se adueño de la habitación, ahora existía tinieblas por todos lados,
ignoro los golpes de la puerta, ahora estaba sentado en el colchón con Mike entre
sus brazos, Ezty cargaba una miraba sorpresiva, y rígida, con mucha inocencia y
ternura hizo la intención de tocar el rostro de Odem que llamaba la atención,
recorrió con sus pequeños dedos el rostro del demonio, sintiendo aquella piel
cuarteada y fría, Odem sonrió colocando su mano en el cabello ondulado de Ezty,
pronto Etzy se empezó a pagar, la dulzura que transmitía ese bebé se evaporo,
ya no tenía más mejillas sonrojadas, a cambio a Odem se le borraban los
cráteres del cuerpo, la piel tomo un gris más oscuro, y sintió que nuevamente
poseía la “vida” una vida vacía.
Anastacia
no se daba por vencida seguía pegando a la puerta, Will busco las llaves de la
puerta y un bate de beisbol para golpearla, probaron las llaves y no se abría,
así que prosiguió a destrozarla, Anastacia lloraba sintiendo un dolor
desgarrador inexplicable, Magie presenciaba todo desde las escaleras asustada,
la luz comenzó a fallar. Odem acostó a Mike entre las almohadas, ahora el
encantador angelito parecía morado y noqueado, como si su vida dependiera de un
hilo, estaba adormecido y exhausto, escapo rápidamente por la ventana como un
piojo grande a zancadas desapareciendo, pronto la puerta callo en pedazos al
suelo.
-¡Dios
mío! Mike amor debes estar bien- Susurro Anastacia acurrucándolo en su regazo.
-Ven
aquí, mira esto.-Señalando las barandas de la cuna.
Anastacia
se tapaba la boca, se le salían las lágrimas.-Will no entiendo que está
pasando, por favor vámonos de aquí, quiero saber si nuestro hijo se encuentra
bien.
-Solo
Mike sabe que ocurrió en estas cuatro paredes, me hace pensar que esto… pues…
no es normal, nada obvio, lo que haya pasado jamás lo sabremos.
Anastacia
reviso los signos vitales de Mike, sintiendo el pulso bajo, la respiración lenta,
estaba
dormido o desmayado, cogiendo rápidamente los cuatro al hospital para
salvar la vida de su querido niño.
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