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martes, 5 de mayo de 2015

ALMA INOCENTE.

Trascurrió una semana, unos días tranquilos en la familia de Mike, habían disfrutado sus vacaciones y ya era la última noche que se hospedaban y al siguiente día debían partir a su propio hogar luego de haber llegado la señora Wendy junto con su otra hija y nieta.

Maggie miraba los dibujos animados en la televisión disfrutando de una tarta de cerezas junto con vaso de leche tibia, vestida con su pijama favorita blanca de lunares de colores, estaba sonriente y alegre, abrazaba con ternura un mono de peluche, sentada en el mueble  Will estaba a su lado resolviendo un crucigrama con un bolígrafo rojo, Anastacia mecía a Mike entre sus brazos comenzando a llover fuertemente con viento entrando por las ventanas gotas de agua alborotadas, se acerco a su esposo para entregarle a su inocente bebé, cerro las ventanas y corrió los cortinajes, se dirigió a la cocina para asegurarse de que la lluvia no estaba ingresando, cuando escucho por sorpresa un golpe que provenía del techo como si un bulto de rocas hubiera aterrizado en el cobertizo, se asombro tratando de asimilar lo escuchado se dirigió a la sala mirando con ojos entornados a su marido.

- ¿Qué sucede cielo?-Preguntó su esposo.

 En ese momento se repitió el golpe pero esta vez como si fueran pasos prolongados, la señal de televisor se perdió, viéndose con distorsión, la casa se comenzó a sentir siniestra y fría, como si la felicidad y el calor acogedor se hubieran esfumado. Maggie protestaba por la pérdida de señal, su padre intentaba calmarla, pero Mike se le unió a ese caos con lágrimas imparables seguidas de unos gemidos, a diferencia de su hermana era por sueño.

Will se acerco de nuevo a su esposa, le entrego a Mike, para llevarlo a la cama, se quedo con Maggie para entretenerla olvidando el golpe que su esposa le había insinuado, a cambio Anastacia seguía pensando en ello, subió por las escaleras que se encontraban algo frías a cada pisada la madera crují gracias a la humedad las nubes soltaron una llovizna  mucho más fuerte, estaba oscuro aun no había prendido la luz del pasillo donde se encontraban los cuartos.
La habitación donde dormía Mike era la segunda a lado del baño, era la recamara de Aleluya, la sobrina de Anastacia, quien era dos años mayor que su bebé.
El cuarto de la niña estaba repleto de muñecas de porcelana, de vidrio y de trapo, cubiertas con vestidos hechos por su abuela, acomodadas por categoría, espeluznantes y un poco desagradables,  pintadas las paredes con un rosa viejo oscuro, la cama poseía sabanas grises junto con alfombras del mismo color con estampado de flores de aspecto como si estuvieran marchitas, aparte de las muñecas de ojos acosadores había una gran colección de caballos; de carreras, de feria y de establo, colocados en fila en la peinadora y en la mesa de noche con una lámpara de bombillo amarillo con la forma de un caballo.

Anastacia meció seguidamente a Mike hasta adormecerlo, una vez caído en sueño lo acostó cuidadosamente en la cama con almohadas alrededor para evitar que rodase, dejo la lámpara encendida, y las ventanas cerradas, dejo la puerta entre cerrada y se retiro. Seguidamente fue a revisar el resto de las habitaciones aun tenia la intuición del golpe escuchado, lo que no se le cruzaba por la mente a Anastacia era que aquel ruido provenía de un visitante inesperado que deseaba a su hijo…

Recorrido alrededor de 2 horas Anastacia tranquilizo su “paranoia” tomando una taza de té. Will coloreaba junto con Maggie que ya bostezaba por algo de cansancio.
El visitante se escondía en las extremidades de la chimenea encogido aguardado por la sombra de la pequeña torre, la llovizna cesó, tenía para sí la mejor compañía el frio y la oscuridad, como pudo se arrastro por el techo sin hacer bulla como un gusano, se acerco a la ventana del cuarto donde descansaba Mike, abriendo con sus poderes la ventana ingresando a la habitación como un humo negro, parecía el hollín de las cenizas del fuego, no tenía la forma específica de nada, ya que la luz de la luna y el aire hacían que se desvaneciera, con la misma fuerza con que abrió la ventana la cerro, comenzando el humo a tener contextura, creándose un cuerpo gris con músculos, donde se marcaban unas venas sobresalientes como las raíces de los arboles, aquellos conductos eran morados y azules, el cuerpo poseía cráteres por doquier, cicatrices muy marcadas que tenían historia de haber sido dolorosas, la piel también se cuarteaba como tierra mojada o roca partida, su cabello era grasiento casi pastoso blanco grisáceo ondulado como las estatuas de la época renacentista,  con ojos grandes azul celeste claros brillantes como agua cristalina, daban el aspecto de unos ojos de vidrio, creaban una miraba vacía, tenebrosa cargada de mucho misterio, sus labios no tenían pigmentación al igual que sus uñas que tenían la presencia de piel muerta, de bajo de la boca; se hallaban una infinidad de dientes filosos con encías podridas que al sonreír se dibujaban unos paréntesis alrededor de los labios.

De la ropa no había mucho que describir, era un atuendo de los monjes budistas; a diferencia de los colores no eran llamativos, sino  de un color verde pasto opaco, iba descalzo con marcas de ataduras en los tobillos y muñecas. El cuerpo de Odem no poseía edad solo el parentesco robado de un chico de 13años.

Mike descansaba sin sospechar, con las pocas fuerzas que conservaba apago la lámpara de un chispazo, luego se arrastro hasta estar cerca de la puerta y con un magnetismo que logró sacar de su cuerpo cerró la puerta con seguro, camino en cuatro patas por la habitación, disipando oscuridad , al llegar al techo las piernas se le evaporaron haciendo que callera en el centro de la habitación, no tenia las suficientes potencias para vivir, lo habían lastimado y escapar hizo gastar más su energía, retorcido en el suelo comenzó a reír malévolamente, y a maldecir.

-¡Maldita sea tu renacimiento! ¿Por qué has vuelto?, eres más que un estorbo, vamos dirígeme la palabra, eres un ángel muy poderoso… Deberías ser más sobre-natural. - Golpea el suelo con furia encogiéndose como un feto. Lloraba y reía como un demente.

-¿Donde están tus hermanos para protegerte? Se han olvidado de ti… correspondería acabar de una vez por todas contigo- Gateó hasta las barandas de la cuna y con las manos sacudió la cama con intensiones de despertar a Mike, quería una reacción instantánea así que aruño con solides la madera de la cuna.

Mike abrió los ojos y soltó unos gemidos pequeños, los cuales alegraron mucho a Odem.

¡Vamos así es, despierta! Llora asqueroso hugano- Grito Odem.

-Mira lo que tus consanguíneos me han hecho.- Mostraba una mueca de desprecio con la boca.- arqueo la espalda rompiéndose el atuendo exponiendo la marca donde solían estar sus alas, cubierta de una baba marrón donde había emanado la sangre demoniaca…

 -Me arrebataron  mis alas, las alas que tanto apreciaba, lo único que quería, ¡y tu Etzy tienes la culpa! No estás a salvo en ese lugar aunque este santificado… mi poder es grande, pero ha disminuido y tú eres el único que puede regresármelo.

Abajo en la sala Anastacia escucho los golpes que provenían de la pieza de Aleluya, tomo a su esposo por el brazo, quien también oyó el ruido, asustados los dos, se dirigieron al piso superior, arriba todo había cambiado era como si un huracán de maldad acogió la casa. Anastacia entro en una crisis por ver a Mike, notando enseguida que la puerta estaba cerrada, empujándola con fuerza, tratando de abrir la manecilla, el desespero se volvió cada vez más grande gritando de temor temblándole los labios, sabía que andaba algo mal.

Adentro Odem se adueño de la habitación, ahora existía tinieblas por todos lados, ignoro los golpes de la puerta, ahora estaba sentado en el colchón con Mike entre sus brazos, Ezty cargaba una miraba sorpresiva, y rígida, con mucha inocencia y ternura hizo la intención de tocar el rostro de Odem que llamaba la atención, recorrió con sus pequeños dedos el rostro del demonio, sintiendo aquella piel cuarteada y fría, Odem sonrió colocando su mano en el cabello ondulado de Ezty, pronto Etzy se empezó a pagar, la dulzura que transmitía ese bebé se evaporo, ya no tenía más mejillas sonrojadas, a cambio a Odem se le borraban los cráteres del cuerpo, la piel tomo un gris más oscuro, y sintió que nuevamente poseía la “vida” una vida vacía.

Anastacia no se daba por vencida seguía pegando a la puerta, Will busco las llaves de la puerta y un bate de beisbol para golpearla, probaron las llaves y no se abría, así que prosiguió a destrozarla, Anastacia lloraba sintiendo un dolor desgarrador inexplicable, Magie presenciaba todo desde las escaleras asustada, la luz comenzó a fallar. Odem acostó a Mike entre las almohadas, ahora el encantador angelito parecía morado y noqueado, como si su vida dependiera de un hilo, estaba adormecido y exhausto, escapo rápidamente por la ventana como un piojo grande a zancadas desapareciendo, pronto la puerta callo en pedazos al suelo.

-¡Dios mío! Mike amor debes estar bien- Susurro Anastacia acurrucándolo en su regazo.

-Ven aquí, mira esto.-Señalando las barandas de la cuna.

Anastacia se tapaba la boca, se le salían las lágrimas.-Will no entiendo que está pasando, por favor vámonos de aquí, quiero saber si nuestro hijo se encuentra bien.

-Solo Mike sabe que ocurrió en estas cuatro paredes, me hace pensar que esto… pues… no es normal, nada obvio, lo que haya pasado jamás lo sabremos.

Anastacia reviso los signos vitales de Mike, sintiendo el pulso bajo, la respiración lenta, estaba 
dormido o desmayado, cogiendo rápidamente los cuatro al hospital para salvar la vida de su querido niño.